Bienvenida la mañana de silencio inusual. Nada se escucha salvo el ligero cantar de unos gorriones en primavera. En este concreto momento el silencio me embarga de una  paz y tranquilidad propia del alba y del confinamiento dominical. Nada se oye, nada. Vuelven los pajarillos con su dulce cantar, bendito silencio tan difícil de robar en otros momentos que, regalado llega al alba. Hoy será un gran día,Un día más,Un día menos, Para volver a ser y sentir la calidez del Sol y el fresco rocio que comienza a despertar. Bienvenido sea el día,¡Qué con un tierno y calido beso te esperaré!

Necesito sentir el Sol, al astro rey calentar mi piel, sentir el agua, regar mi piel.   Sentir el aire fresco y húmedo de la mañana hinchar mis pulmones.   Necesito hablar, comunicar, humedecer la lengua y secarla, abrazar y sentir a mi gente, rozar la piel cálida o fría, suave o áspera,   y sentir su piel sin más.   Necesito sonrisas,   y sentirlas mías e interactuar con ellas,   y empatizar con elles,   escuchar voces agudas o graves,   voces cercanas,   voces amigas,   voces tiernas o voces duras.   Sentir y hacer vibrar el tímpano.   Necesito oler cosas agradables o incluso las desagradables,   porque todo es parte del ciclo de la vida.   ¡Qué mi lamento no sea tal por más tiempo!   ¡Qué esto finalice ya!   Por el bien de la humanidad.   Solo espero que la Hibris no sea…

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