El poder

El poder

Cuando la adversidad se convierte en constante y cuando eres consciente de textos de Foucault sobre el poder, descubres que se lo estas dando a personas, y también que, te olvidas de retirarselo. Yo, estoy aprendiendo a retirar el poder a personas tiranas que han abusado de la concesión y por lo tanto han destrozado a quien escribe la presente. 

Si algo no soporté nunca fueron las guerras intestinas, las de poder, pero las malas, las que abusan de une o de un grupo «más sabe el diablo por viejo, que por diablo», esas conquistas usan siempre el mismo patrón, y como soy lo suficientemente vieje me doy cuenta, y lo alerté, pero nadie escuchó. Porque su irá o confusión pesa más sobre mí que, sobre su propio raciocinio. No seré yo quién conquiste el terreno que abandonan a su suerte. Porque si alguien no me tiene apego, no tengo nada por lo que luchar. Además, les demás deben aprender de sus decisiones. Yo, ya tengo un pie fuera. Porque no me gusta ni el petit comité ni pelear entre bambalinas. No soporto los chantajes emocionales, ni los autoritarismos, ni a quienes conquistan el poder con voz calida y conciliadora (recuerdese el tono de la curia del, «a Dios rezando y con el mazo dando».

¡Ya fue!, me centraré en quienes me quieren de verdad, lejos de los verbos cainitas y sus conquistas.

Me dijeron: – «igual quien te daña te envidia». No quiero pensar eso, pues sería tan pueril por parte de esa persona que no merecería ni la pena.

Todo tiene su tiempo, el mio esta a punto de cambiar. Estoy en el filo de regenerarme como The Doctor Who y pasar a otra etapa de nuevas cosas y nuevas personas.

Por suerte tengo a cuatro mujeres en mi vida que me están dando apoyo y me han hecho ver mi error y el del resto. Sobre todo el hacerme ver la agresión que ignoraba que se ejercia contra mí. Si bien no quise gestionar conflictos porque me duele. Este es diferente porque lo haré desde la equidistancia y desde el empoderamiento.

Las grandes amoras que están dandome apoyo y consuelo en estos momentos difíciles son cuatro flores: mi madre, Majo, Saida y Lorena. Ellas me han ayudado a recuperar mi voz y el amor propio perdido.

Gracias a todas, os amo.

Ir al contenido