Yendo al trabajo y aguantando a unas pijas clasistas que se ríen de una chica que usó algo de marca Kanken Una aseveraba: «si no tiene dinero para ir a la moda, que me mejor no lo vaya con cosas falsas porque hace el rídiculo». Claro, luego te encuentras a «una cantante» que destroza cualquier canción que canta en los pasillos del metro. Canta a Nino Bravo, Abba, Adamo, etc. Sin pasión y siempre con el mismo tono, y cuando viene un agudo baja la voz hasta hacerla inaudible. Pareciese que alguien la pagase para amargarnos los ánimos de camino al curro.

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